Costó encontrar destaques individuales o de algún tipo, tanto que sobresalió la afrenta en forma de camiseta que nos hizo la marca alemana Puma (todos sabemos que con carambola a tres bandas con su filial paraguaya). Dentro de una pobre actuación colectiva, era esperable que las individualidades fueran por el mismo camino.

Muslerita

Respondió con sobriedad en las dos o tres ocasiones en las que fue exigido. Nada para achacarle por fuera del equipo verde cotorra, que le termina restando consideración en este concepto y sobriedad en el sentido estético a su actuación. Perdonalo, Mazurka.

Giménez

Medias bajas, un par de puntazos desprolijos, una distracción defensiva que pudo haber empeorado aún más el saldo de este partido. No se hizo sentir en el área rival, contra un rival que pedía un poco de presencia física en las áreas. Quedó en el debe.

Godín

De lo más destacado de Uruguay. Con la carpeta que le otorga su prominente calvicie, impuso su jorobada presencia con firmeza y ahínco ante los elementos guaraníes. Así como la nueva camiseta celeste parece un pijama, el capitán dio la sensación de estar jugando con la tranquilidad de quien pasea por el living de su casa de bata y pantuflas. Y sin despeinarse, claro está.

Cáceres

En el primer tiempo, formó parte del doble lateral izquierdo dispuesto por el Quetejedi. Lo más destacado en su accionar con pierna cambiada fue su presencia cerca del alcance de las cámaras, para deleite del público calendarista. Intentó, sin éxito, un shot de afuera del área que se fue al óbol y poco más. Debió dejar su lugar en la historia para irse raudo a subir una historia de Instagram, pero terminó jugando los 90 minutos.

González

Esforzado partido del hijo del Juanchi, cabe decir que fue de los pocos que tuvieron al menos la intención de hacer algo y tal vez esa sea la representación gráfica de lo que fue la actuación uruguaya. Jugó para quedarse, sobre todo porque en Uruguay hay dos cosas que escasean: valores y laterales derechos.

Viña

Se superpuso con Cáceres, lo que inevitablemente llevó a que terminara siendo sustituido sin haber podido hacer sentir su presencia en el partido. Fue carrilero, pero no carrileó y tampoco tenía a nadie para marcar, por tanto no marcó. Si hubiera que definir su actuación en una palabra, esta sería “inocua”. Un empate cero a cero, como el partido.

Vecino

Vamos a aclarar lo que no sería motivo de aclaración. Alguien que porta la camiseta número 5 de Uruguay y juega en ESE sector de la cancha debe aportar más que una patada en la cabeza de un rival. Que no está mal, ojo, pero que tampoco logró contagiar nada en sus compañeros. Y un cinco que no contagia, es un cinco tibio. Eso, con el frío que hacía, es mala cosa. Como es mala cosa que un centrojás oriental se retire del campo con un ojo en compota y ningún rival en la misma situación.

Valverde

Tiene que jugar al lado de uno o dos elementos que raspen e impongan en el medio de la cancha, sino se termina mimetizando con el resto de los Bastriboys. Lejos de aquel botija que hacía albergar esperanzas de volver a tener presencia firme y buen juego en el sector donde se ganan los partidos. A favor: rendimiento notable en un equipo de primer orden mundial que no se ve reflejado en el combinado. En contra: todo lo demás.

Bentancur

Que es elegante, nadie se lo puede discutir. Pero elementos como Mario Barilko y Nelson Abeijón no eran elegantes, sin embargo le daban a la gente un motivo para sentirse orgullosa de que defendieran la camiseta color cielo. Sin que le suban las pulsaciones, el jugador formado en Argentina y que parece europeo en su accionar se encargó una vez más de que el equipo jugara y vibrara a su ritmo. Y ese ritmo es bajo, casi como de reposo.

J. Rodríguez

El muchacho que bebe siempre es combativo, y en un partido en el que no se hicieron llegar pelotas de peligro a los delanteros, se las arregló para convertir en gol la única que le quedó. Después está el otro tema de cómo anularon ese gol, pero es lógico cuando vemos que ya no se agasaja al arbitraje como en otros tiempos. Hizo más que su compañero de ofensiva, que se quedó todo el partido en la cancha porque es más famoso.

Suárez

Extrañó el despliegue incesante, el trajinar conmovedor que riega de sudor la totalidad de la cancha del gran Roberto Cavani. Tuvo alguna chance que no concretó y se lo notó apático en el roce con los rústicos paraguayos e incluso en las quejas para calentar el partido. Flojo partido del 9, que tranquilamente pudo haber dejado su lugar al player Ramírez de Liverpúl para ver si podía cambiar la suerte.

Torreira

El popular Jockey mejoró lo hecho por Vecino y trató de empujar al equipo hacia adelante con un poco de ganas. Tampoco vaya usted a creer que fue un vendaval anímico, pero al menos lo intentó. Eso sí, sin demasiado eco. Solo con lo que corre, debe ser titular en el próximo partido.

Torres

Dio la sensación de que tuvo que haber entrado antes, simplemente porque había que tener a alguno que fuera capaz de eludir a un rival para ver si se podía quebrar el cero. Botija del medio local que debuta en la selección, la pide siempre y no le pesa siempre va a contar con la consideración favorable. Podio junto con el capitán y el hijo del Juanchi, como para volver a dar una idea de lo que fue el accionar celeste.

B. Rodríguez

Cuando los micrófonos captaron la palabra “Brian” en boca del Quetejedi, nos comimos todos un amague de esos que no hubo en todo el partido. Tampoco de parte del ligero elemento Rodríguez, que dio la sensación de que el Brian a entrar era el otro.

Quetejedi

Paraguay estaba más cerrado que un borracho en una discusión y el hombre decidió que ninguno de los punteros tenía que jugar de arranque. Intentó con un doble lateral izquierdo y una integración que fuera a chocar por el medio contra dos líneas de cuatro, casi como darse contra todo el vestuario de Senegal (y esta vez no teníamos a ningún Chengue o Darío Rodríguez). No sorprende, pero dejó dos cambios sin usar en jóvenes players del medio local con hambre de demostrar o en el único hombre de ébano del plantel.