Así vimos el desempeño individual uruguayo ante un Brasil al que estaba para ganarle, o al menos para arrimarle la ropita al cuerpo. Casi que hubiésemos querido no ver cómo se retrocedió de todo lo avanzado en Colombia, pero así lo transmitimos.

CAMPAÑA

Así como el hijo del Boniato Forlán pidió alguna vez que cambiaran la casaca de alternativa roja por la blanca, el goalkeeper debería desmarcarse de las variedades cromáticas elegidas por su colega Muslerita, y pedirle al popular Minguta que le proporcione indumentaria negra. Después hablamos de cuestiones técnicas y otras minucias.

Cáceres

No pudo avisarles a dos compañeros que no dejaran salir la pelota por la línea de fondo porque él la había tocado, no pudo marcar al que sacó el córner corto, no pudo acertarle a la humanidad del puntero brasilero con una barrida que lo hubiera al menos reivindicado, no pudo levantar un centro como la gente. No pudo.

GIMÉNEZ

No confirmó lo hecho en Colombia. Marcó de espalda en el primer gol brazuca, dejó salir inocentemente una pelota que terminó en el segundo gol brazuca, marcó de espalda y le sacaron una amarilla que pudo haber sido mucho mejor si era de frente y dejando al menos una media rota. Podría decirse que le dio la espalda al partido, algo que preocupa.

GODÍN

Más no puede hacer el capitán. Propuso durante los 90 minutos el juego dividido, no jugando una sola pelota a ras del piso, como marca la historia. Portó botines negros y se tuvo que preocupar por darle indicaciones al debutante en el lateral izquierdo. Incluso fue a buscar al área rival, no importa si fue órsai o no, fue. Sólido.

OLIVEROS

La última vez que le ganamos a Brasil, jugaba Gianni Bismarck Gigou de marcador de punta izquierdo. En otro partido que fue empate en los 90 pero se ganó por penales, jugaba Tabaré Abayubá Silva y cuando se tuvo que ir lesionado, entró Edgardo Adinolfi. Nada contra el botija, era el que había.

Torreira

Lo condicionó el contexto al jockey, no se lo notó cómodo con un equipo que primero apostó por la posesión y luego entendió que no había que ir al juego friccionado. Cuando un hombre es dejado solo por sus compañeros, se termina diluyendo y dejando su lugar en la cancha a un compañero, en este caso el carnicero Arambarri. Igual, un centrojás debe dejar su marca contra Brasil. Flojo partido.

BENTANCUR

No marcó, no corrió, no pegó, no jugó. Si usted lee otras crónicas, le dirán que “su clase apareció en cuentagotas” o que “fue intermitente”. No les crea, salvo que sus preferencias futbolísticas vayan por otro lado. Como será, que exasperó hasta al Quetejedi, que lo retiró de la cancha a los 15 del segundo tiempo para dar entrada al puntero Rodríguez.

NANDEZ

Sobra voluntad, sobran carencias técnicas, no descubrimos nada. Cuando prevalece lo primero, hay acciones que levantan la temperatura del match y hasta permiten conectar con la fibra íntima del fútbol uruguayo (y con la tibia del rival). Cuando prevalece lo segundo, se le trancan las piernas y se cae encima de la pelota antes de llegar a levantar el centro. Debió inclinar la balanza ganándose la segunda amarilla cuando los brazucas jugaban al monito en casi todo el segundo tiempo.

DE LA CRUZ

De lo mejor de Uruguay, algo que le puede llegar a dar una pauta si usted no vio el partido. Bueno, tampoco es que fuera la reencarnación de Pedro Virgilio Rocha, tampoco se entusiasme.

CAVANI

Luchó, peleó, corrió, se debatió con los zagueros, puteó al juez de línea y vio la roja directa que pedía el trámite por una patada que no fue imitada por el resto de sus compañeros. Nada para reprocharle a un hombre que partido a partido agiganta su reputación haciendo lo que hay que hacer.

NUÑEZ

Pudo haber cambiado la historia con una gran jugada a los 8 minutos. Interesante centrofóbal con capacidad de volantear en situaciones de repliegue como hubiera sido la de aguantar ese 1-0 que no fue. Hay que mandarlo una semana de campamento con el Chengue y Zalayeta para terminar de formarlo.

J. RODRIGUEZ

Peleó todas las pelotas, pero le tocó entrar con el partido cuesta arriba. Tal vez por eso debió ser el iniciador de un conato de violencia, seguro que en este partido tenía más chance de conectar un golpe que una pelota de gol.

ARAMBARRI

La impotencia que debe tener este hombre por no haber podido levantar en la pata a ningún brasilero, porque no caben dudas de que ganas no le deben haber faltado. Simplemente no se pudo, el fútbol tiene esas cosas.

B. RODRIGUEZ

Entró por el Bastriboi Bentancur y no puso mucho más empeño que él, lo que ya dice mucho. Si usted es puntero, derecho, uruguayo y le toca jugar contra Brasil; lo menos que le vamos a pedir es que desborde una vez o levante al menos un centro. No lo hizo, tampoco se lo escuchó pedir la pelota ni nada que se le parezca.

Quetejedi

Guardó la carta de Rolín, también dejó en el banco a un lateral derecho que pega más que la caña brasilera caliente. Así como dijimos que había que reconocer que las cosas le habían salido bien en Colombia, hay que decir que debió mirar alguna página del libro de Víctor Púa en el triunfo contra Brasil en 2001. Aquel día, poblaron la mitad de la cancha Pablo García, Marcelo Romero y Gonzalo de los Santos. ¿No se podía plantear diferente este partido? Creemos que sí.