Esta fecha no pasará a la historia como el día en el que once leones celestes trajeron un punto desde la siempre difícil Venezuela. Para nada. Nos salvaron el VAR y una atajada providencial de Muslerita, como para que se haga una idea. Se disimuló bien la baja del Bastriboy Bentancur y muchas familias conocieron a un nuevo jugador del combinado. ¿El podio? De la Cruz, de buen ingreso, Muslerita, que nunca va a dejar de ser Muslerita y Viña por voluntarioso y zurdo. A continuación, el 1×1.
Muslerita
Pasó del verde cotorra al verde manzana, pero justo es decir que otra vez se presentó munido de manos y nos salvó las papas. Podríamos estar hablando de algo peor ahora mismo.
González
Transpiró la camiseta como nadie, pero no repitió lo hecho ante Paraguay. No calza los puntos de un Gustavo Méndez, un Washington Tais y mucho menos de un Víctor Hugo Diogo o un Peta Ubiña. Peor sería que por ahí jugara Cáceres, nunca perdamos eso de vista.
Giménez
Repitió el error táctico del otro día, yendo a cazar mariposas al sector izquierdo y dejando que el centrofóbal caribeño le ganara la espalda. Chocó con Godín y casi lamentamos un gol del mencionado player de pelo rosado. En resumen, fue dominado por un nueve de pelo rosado y protector bucal haciendo juego. Todo dicho.
Godín
Copartícipe del desajuste defensivo junto con su compañero de zaga. El Caballo Kanapkis y el Pecho Sánchez jamás hubiesen permitido que un ciudadano venezolano -reiteramos- de pelo rosado campara a sus anchas en el área uruguaya. Estas cosas no pueden pasar, y el capitán debería saberlo.
Cáceres
Repita esta escena hasta el infinito: llega hasta el medio de la cancha, recibe la pelota, la toca para atrás o en su defecto se la pasa a un contrario. Su defecto a esta altura es su presencia en cancha, que podría ser para cualquier compatriota capaz de caminar y masticar chicle al mismo tiempo. Si es zurdo, mejor.
Torreira
165 centímetros de enjundia y pundonor, lamentablemente no acompañado por los Bastriboys (hoy sin la presencia de su líder intelectual). De haber estado Bentancur, el Jockey no hubiera jugado de arranque y tal vez hubiésemos ganado la posesión.
Vecino
Parafreando al querido Omar Gutiérrez, Vecino dijo que hoy estaba lindo para aquello. Y por aquello se refería a hacer un trote regenerativo durante el partido. Y sin el más mínimo atisbo de vergüenza por llevar la camiseta número 5, un caradura.
Valverde
El axioma del repatriado que la rompe en Europa y en la selección no se sabe de qué juega, pasaron fonseca y Poyet y se emocionaron. En vez de contagiarse del ritmo del Jockey, acompañó a Vecino a trotar por el pasto. Que juegue allá.
Torres
No repitió, tal vez porque cada vez que miraba para los costados veía opciones que no le conformaban mucho a la hora de pasarles la pelota. Se perdió la chance de jugar con el player De la Cruz, pero el DT entendió que podían llegar a penalizar al equipo por poner juntos a dos que jueguen.
J. Rodríguez
El muchacho que bebe se distrajo con el vinotinto y la presencia del player Chancellor, es como poner a Luis Suárez a jugar contra el Chori Castro. Flojo partido.
Suárez
¿Es más que el player Ramírez de Liverpúl en este momento? ¿Pasa algo si es sustituído antes de finalizar los partidos? Mayoría de respuestas NO: debía entrar el player Ramírez de Liverpúl. Mayoría de respuestas SÍ: necesitamos urgente la vuelta de Roberto Cavani.
Viña
Tuvo las dos chances más claras del combinado, es zurdo, puede correr e incursionar en el ataque. Para su pesar, y por ende para el nuestro, le ponen al calendarista Cáceres a molestarlo por su sector y eso claramente lo perturba.
Nández
Ingresó como carta ganadora para generar fútbol, no es su culpa. ¿Fue más que Vecino? Seguramente no, y eso dice mucho de cuánto cambió el trámite con su ingreso.
De la Cruz
Movedizo y querendón. Con lo demostrado se ganó con creces ser el recambio natural de De la Rasqueta en la próxima doble fecha.
Gorriarán
Debutó.
Quetejedi
Se guardó un cambio, pretendió la reacción futbolística dando ingreso al hábil Nández y sustituyó a un player capaz de crear peligro por otro. Se comenta que miró para al banco y haciendo una guiñada, les dijo a Rebollo y Otero. “¿Cuánto que pongo a Gorriarán cuando todos piden a Ocampo?” Y nadie puede decir que no cumplió.