Hoy con mucho pesar sentimos que no vale la pena quedarse despierto para ver a esta selección, que no transmite la magia y la esencia de aquellos juveniles de otrora, cuando un país se identificaba con los Nico Olivera, los Canario García, los Munúa, Zalayeta o Callejas. Tampoco con aquella de Australia 93, con el Mago regalando su talento junto a Petete Correa y guerreros como el Canario Nelson Artigas Olveira al mando del gran Bebe Castelnoble.

Hoy nos representa una selección juvenil que no es más que un reflejo del proceso. Mucha cara de bueno, mucha red social, mucha pinta, poco juego y menos presencia. Lo rescatable de ayer: el triple 5 puesto por el DT, y la presencia de 11 jugadores celestes abajo del arco. Muy poquito la verdad, solo resta esperar que en el cruce de octavos ante Brasil aflore algo de lo que estos botijas habrán escuchado por haberse críado en este país (excluímos de esto a Poyet y Guerra, pero ellos eligieron ser uruguayos, lo que tiene mucho más mérito).

Uruguay intentó sobreponerse a la ausencia de Pereiro, pero fue imposible atacar al experimentado equipo maliense. Nos pintaron la cara, jugamos horrible y pasamos de pedo, definiendo el segundo lugar por sorteo. Para completar el panorama, mucho corte de pelito a lo plancha, short por allá abajo, mucha soberbia y fotitos pal feis.

Acá falta la palabra de un Nelson Spillman que guíea los botijas en los momentos de incertidumbre, de un víctor Haroldo Púa o en su defecto un Ángel Bebe Castelnoble, pero así con un pichón del quetejedi no se puede pedir mucho. Lamentablemente, con lo único que podemos conformarnos en con el recuerdo de aquellas Sub 20 de Australia, de Malasia o de Nigeria. Que vuelva el Consejo Único Juvenil, que vuelvan los Gordo Púa, que vuelvan los juveniles de antes y que vuelva la Celeste de antes!