Cuando se sumó a este elemento a las convocatorias, por un lado la platea femenina y el público calendarista/exitista preguntaron “¿quién?”; y por otro usted se sintió satisfecho de la llegada de uno de esos jugadores que siempre hay que tener en un team oriental.
Hoy nos ocupamos de uno de los nuestros, ese que todavía tiene un apodo de tío campechano y que lo convida a uno con sus primeros vinos: El tío Chiche Corujo.
A favor
– Tener a un jugador con los rulos característicos de los años ’80 es como volver a ver a Krasouski o al Pete Russo con la celeste en el pecho
– Se trata de un player que siempre está dispuesto a meter la suela. Casi siempre cumple con alguna amarilla para marcar la cancha
– Es sacrificado y juega donde lo pongan, también rinde en todos lados
– El apodo “Chiche” viene heredado de su padre, a quien también le apodaban así
– Originario de Sauce, con la complexión física de los grandes laterales uruguayos
– Jugador que está lejos de las preferencias de las fans calendaristas que van al estadio a gritar por el pelado Cáceres
– Perfil bajo y callado. Siempre discreto, recibe una patada fuerte y se para como si nada hubiera pasado
– De esos que mojan la camiseta y dejan tranquilo al hincha con la marca en el orillo de nuestro fútbol: garra, amor por la camiseta y entrega
– Mucha dinámica por la derecha, bien en la marca y algo de técnica.
– Jugador que declara esto sobre su debut celeste, va directo al olimpo del obdulismo: “Lo primero que hice, fue besar el escudo. Para mí la selección es muy importante, porque quiero mucho a mi país”.
– Es idolatrado en Chile y Paraguay, lejos de los flashes del fútbol europeo
En contra
– Tal vez el nombre Mathías, con h (pero en todo caso es culpa de sus progenitores)
– Alguna vez utilizó botines de colores, detalle menor en estos tiempos que corren
Nivel de metrosexualidad 1/10
Casi sin detalles en contra, este compatriota es un fiel exponente de lo que debe ser un oriental promedio, trasladado al campo de juego. Con 8 Chiches Corujos nos animamos a pelearle a cualquiera, como Artigas dijo alguna vez de los perros cimarrones. Definitivamente obdulista, salú tío Chiche!