Si hay una cosa que un obdulista debe tener siempre, es la conciencia tranquila. Tranquila en el sentido de que siempre se habla con conocimiento de causa, criticando o elogiando el accionar de nuestros players. Usted puede estar seguro de que acá no se va a andar mirando otros deportes, mucho menos uno en el que unos gringos gordos de calza y casco se pelean por una pelota ovalada.

Muchos compatriotas, aunque no merecerían compartir nacionalidad con Obdulio, se reunieron para mirar no sabemos qué cosa de fútbol americano. La prensa, para no ser menos también enloquecida con estas fantochadas. Fútbol hay uno solo y se juega con la patita y sin casco. Pero estos nuevos uruguayos que prefieren juntarse a comer sushi y mirar para el norte, que no vengan después a reclamar nada.

Por lo menos, si la gente que los mira es de ese país, vaya y pase. Si los periodistas que lo comentan son de ese país, todavía se podría entender; si los grupos de amigos que se reúnen a hacer esas barbacoas a carbón son de aquel país, es hasta lógico. Pero acá es donde viene el tema: usted habrá visto como personas que usted conoce, hombres orientales adultos hechos y derechos en algunos casos, se juntaron a “picar algo y mirar el Superboul”, mientras había un combinado celeste clasificando a un mundial. Peor aún, un combinado celeste que ha mostrado algunos signos saludables de cara al futuro, pasándose por los bigotes a todos los rivales en la fase final.

Sin ir más lejos, ayer frente a los colombianos, abrió el camino el botija Waller. El mismo que le gritó a un brasilero que se levantara, a lo Canario García, y en su loca carrera con la boca llena de gol, lo dedica a su señora madre frente a una cámara. Alguno dirá que buscó la cámara, otro dirá que hizo un corazón con la mano; pero quédese con la dedicatoria a la madre, que es todo lo que un obdulista en edad juvenil debe hacer.

Un elemento púber, anula cualquier cosa ante esta ofrenda a la mujer que le dio la vida. Vendrán otras mujeres, pero la madre es la madre. Incluso aquella madre que le dice “¿qué pasó que no estás mirando a la Sub 20 y estás mirando ese deporte raro?”. Si anoche le dijeron eso, o si hoy se encontró a sí mismo queriendo sintonizar algún programa de radio que hablara del Superboul, usted está en el camino equivocado.

Hoy tenemos que hablar de que la mayor preocupación no viene por el lado del peinado de alguno de los botijas, sino por el interés de público y prensa por otras cuestiones. Si acaso, en el debe vemos como a nuestros rivales le vienen expulsando jugadores por pegarnos y no hacemos nada para emparejar. Este equipo se va a Corea como en el 2002, mientras el uruguayo promedio le daba la espalda y hoy comenta si le gustó o no el número musical del entretiempo. Estará en ellos estar a la altura de los prohombres de aquella gesta inolvidable. Si usted está tan preocupado como nosotros por la irrupción del “nuevo uruguayo”, quédese tranquilo que acá se habla de fútbol, así sea jugado por elementos con peinados raros o botines de colores estridentes, pero se habla de fútbol.

QUE VUELVAN LOS URUGUAYOS QUE HABLABAN DE LA REDONDA, QUE VUELVAN LOS PERIODISTAS QUE NO CONOCÍAN OTRO DEPORTE QUE NO FUERA EL FÚTBOL, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!!!