Como siempre que alguno de nuestros prohombres es noticia, usted lo tiene en este espacio como corresponde. Y más cuando son buenas noticias, como puede ser la llegada del amor a la vida de una persona.

En este caso, nuestro Dios de ébano, en pleno auge mediático tras la salida de su biografía, vuelve al tapete por su nuevo comienzo en las lides del amor. Richard Javier Morales, prócer oriental, sale al ruedo para oficializar su romance con la actriz de películas de relajo Mía Etcheverría.

Y es aquí donde nos queremos detener. Porque hay que ser bien hombre y tener la orientalidad bien puesta para tolerar la ocupación de la señorita en cuestión. Para el obdulista, la patrona es la patrona y punto. Importa la calidad de sus milanesas, el amor con el que lava los calzoncillos y ceba el mate mientras uno le comenta sus vicisitudes. Una patrona es todo en la vida.

La actriz uruguaya y nuestro prohombre se conocieron hace más de tres años en Las Piedras, de donde son oriundos los dos. Ella llegó a trabajar para él en el boliche “Botineras”, fueron pareja un tiempo y ahora se reencontraron. El esclavo, que anda bien en estas cuestiones de internet, como en su momento el hijo del Boniato, descubrió que en TV Show, una página de esas “del corazón”, se estaba hablando del héroe del 2002. Y con mucha sorpresa, descubrió que hasta nos dan el crédito por las fotos allí publicadas.

“Richard es de Las Piedras como yo, y su historia de vida es igualita a la mía, son calcadas”, expresó la hoy patrona del Chengue. Si tiene una historia similar a la del Dios de ébano, claramente se trata de una obdulista, y de más está decir que a partir de ahora amiga de esta casa (estamos para lo que nos necesite siempre que Don Richard disponga).

Solo nos resta levantar nuestra botella cortada y brindar con el tinto lija que hoy nos acompaña, a la salud de nuestro prohombre y su nueva apuesta al amor. Sin dudas, un gol casi tan importante como los dos a Australia.