Luego de la partida de Alcides, con el lógico sentimiento de tristeza que debe invadir a un país triste, nostálgico y aferrado al pasado como corresponde, nos disponíamos a enfrentar a México por los Juegos Panamericanos. Luego del merecido homenaje al número 7 de Maracaná, comenzó un match que tuvimos la desgracia de perder, pero no por culpa de los jugadores sino de su conducción.
De este partido se pueden extraer varias conclusiones:
– Es un equipo como nos gusta a los verdaderos hinchas, formado por jugadores a los que nadie más que nosotros conocemos. Muchos de estos jugadores nunca más se van a poner una camiseta celeste en su vida, pero nosotros los apoyaremos y pediremos siempre como ejemplos de lo que buscamos en nuestros representantes. No pierdan nunca la esencia muchachos!
– Por otra parte, a un equipo así lo hacemos dirigir por el pichón del quetejedi, y nos pasan estas cosas. perdemos en la hora contra los mexicanos, los chilenitos de la concacaf. Ya nos pasó en sub 17, en sub 20 y ahora en sub 22.
– El arquero no es más que una demostración de lo que el “proceso” busca: vestimenta flúo, poca presencia que intimide al delantero rival, y poca capacidad de salida ante pelotas aéreas. Muslerita tiene el relevo asegurado.
– Este equipo del medio local puso pierna fuerte, metió varios planchazo, no se dejó llevar de pesado, propició varios entreveros con empujones y puteadas a los chamacos, y tuvo la desgracia de perder como en algún momento nos acostumbramos a ganar.
– El experimentado puntero Santos, hizo acordar a los viejos punteros del fútbol uruguayo. Con la cara de viejo que debe tener un juvenil oriental, sembrando el respeto en el rival con una apariencia que lleva la contra a los 22 años que dice tener en su cédula. Un justo homenaje a Don Alcides fue verlo desbordar en varias oportunidades, complicando al lateral y jugando pegado a la línea de cal. Tal vez es la hora de que este botija empiece a usar la 7 y se deje un bigotito a lo “anchoíta”.
– La cancha de mierda esa de pasto de plástico es un insulto a la esencia del fútbol. Así como no hicimos nada cuando nos llevaron a jugar un mundial en una cancha llena de palomas torcazas, nuevamente se nos presenta un campeonato donde las condiciones no están dadas para la correcta práctica del deporte. Que alguien haga algo, esto con Cataldi no pasaba!
Hemos visto a mucha gente rasgarse las vestiduras comentando que es un horror la forma en que nuestros players fueron después del partido a increpar, empujar e insultar al rival. Y nos preguntamos ¿qué pasó?, ¿cuando fue que toda esta gente pobló nuestro país?
Señores, si no se puede ganar, hay que pudrirla, y si nos vienen a babosear los mexicanos no hay que dejar que se la lleven de arriba. A Uruguay se lo respeta, y el que no lo entienda que se nacionalice finlandés y devuelva la cédula y el pasaporte.
Queda un partido, y es seguro que si quedamos eliminados, a estos botijas no los va a ir a recibir ni la madre. Pero que sepan que quedarán para siempre en el recuerdo del verdadero recio hincha oriental, aquel que recuerda con nostalgia la Copa América del 91 con Fracchia y Peter Méndez como estrellas. Pero atentos, que si salimos campeones de este torneo, las caras de Albarracín, Schettino, Lozano o Arias pueden llegar a aparecer en posters y/o calendarios y pasar a ser ídolos de las adolescentes y las señoras de 40, así como del hincha exitista.
A GANARLE A LOS PARAGUAYOS Y A SEGUIR ADELANTE EN ESTE CAMINO HACIA LA RECONQUISTA DE LOS VIEJOS VALORES DEL FÚTBOL URUGUAYO, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!