Cuando pensamos que esta selección de modelitos calendaristas no nos puede sorprender con nada nuevo, aparecen con algo que nos deja sin respuesta. Recientemente, salió en todos los medios de prensa de este país que los señoritos princesos se comunican a través de las nuevas tecnologías, y que el otrora recio Ruso Pérez es quien maneja todo y “brinda la llave” para entrar al grupo de los nuevos convocados.

“Apenas ingresa un jugador a la lista el Ruso le brinda la llave para entrar. Él es el que maneja el tema”, comentó el intento de capitán que tenemos ahora. Como estarán las cosas que un elemento que antes considerábamos de los nuestros es ahora el forlán del 2002 que les prendía la computadora al Mago y al Chengue. ¿Qué te pasó Ruso?

“Hablamos todo el tiempo entre todos por whatsapp. Tenemos un grupo y ahí nos comunicamos”, dijo “la tota”. Tuvimos que preguntarle al esclavo que carajo era eso del whatsapp, porque no teníamos idea.

Los diarios justifican esta aberración argumentando que los tiempos que corren determinaron cambios en los futbolistas, y que la selección no está al margen de las nuevas tecnologías. Se habla como algo normal de que los jugadores celestes pasaron del tambor al Facebook y de ahí al WhatsApp. ¿Se imaginan a un Indio Olivera o a un Chango Saldanha comunicándose con sus compañeros por esa vía? El verdadero gladiador charrúa se comunica con sus compañeros que están en otros países llamando por teléfono, si es posible mamado y para saludar por las fiestas o algún cumpleaños en el caso de que tengan mucha amistad, como en el caso del Mago y el Chango.

Así estamos compañeros obdulistas, los jugadores que hoy visten nuestra emblemática camiseta seguramente hablan en su grupito sobre cremas para el pelo, sushi, celulares, carteras lui botón y depilación laser. Asi nos toca sufrir hoy señores, sabiendo que un Ruso Pérez que ahora se baña en el barro maneja la clave de ingreso al grupo de metrosexuales en whatsapp. Y pensar que antes estaban deseando venir a la selección para comer un asado, ir a lugares de sano esparcimiento masculino y hablar de la vida tomando un vino y tocando el tambor.

QUE VUELVA LA COMUNICACIÓN DE ANTES, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!