Con una gran dosis de picardía y habilidad, el Pato Sosa dijo en televisión que el favorito para el cruce de Octavos de Final es Portugal, pasándole la pelota y la responsabilidad al rival. El palmípedo sabía que los medios iban a ir a buscar su testimonio, a preguntarle por la famosa despeinada al muchacho de la gomina y las cremas, porque para eso están los referentes. Muchos se espantaron con esas declaraciones, pero acá sabemos cuál fue el verdadero sentido. Y también sabemos que estamos fallando como país al no haber hecho viajar al propio Sosa y al Rifle Walter Gerardo Pandiani para estar junto al plantel en las horas previas. ¿Se imagina los nervios del promocionado portugués metrosexual, al saber que andan en la vuelta dos de sus más famosos enemigos?
En estos momentos, podríamos estar aprovechando la experiencia de estos dos compatriotas para arengar a un plantel que deberá recurrir en algún momento a algún elemento propio del fútbol uruguayo, le guste o no. ¿Y qué mejores guías podría haber que el hombre que le dijo a Cristiano que tenía dientes solo porque él quería y el que lo hizo irritar moviéndole el jopo?
Sin mencionar el miedo que le vendría al luso si en una jugada maestra de la AUF, se hiciera un “cambiazo” de Pandiani por Stuani y al mirar hacia el banco lo viera al Rifle con cara de psicópata y todo transpirado. Si al final sería aprovechar las últimas letras “ANI” y poner un cuidadoso parche adelante que dijera “PANDI”. Aunque al final no pisara la cancha, su sola presencia lo intimidaría.
Claramente, una charla de Sosa acerca de cómo distraer al 7 portugués, hubiera sido aprovechable. Aunque al ex centrojás de larga melena platinada se le hubiera dificultado para encontrar en el plantel oriental a alguien con las características ideales para tal función. ¿Bentancur? Demasiado ocupado en su propio jopo. ¿Torreira? No llega ni arriba de un banquito. ¿Cáceres? Seguro le pregunta qué shampú usa. Complicado panorama, pero que seguro Sosa y Pandiani sabrían revertir con toda la carpeta que dan los años y las vivencias en el fútbol. Si los botijas no reciben de primera mano los consejos de los prohombres de la patria, no es toda la culpa suya. Hay que saber arrimar a esa gente tan valiosa, para que no se pierdan las tradiciones.
Antes que alguien diga nada, pensemos con una mano en el corazón si otros países no aprovecharían la experiencia de sus mejores hombres. El famoso Cristiano ya vivió en carne propia lo que es enfrentar a uruguayos que hacen cosas de uruguayos cuando es necesario, pero nosotros nos damos el lujo de no aprovecharlos. Habrá que conformarse con ver al Pato Sosa dejando sus conceptos en la televisión sin que siquiera le hayan pagado un pasaje para ir a Rusia (teniendo en cuenta la cantidad de gente que fue y que no lo amerita), o a Pandiani viendo el Mundial desde España, sin poder aportar todo lo que sabe. Eran un par de días compartiendo la concentración nomás, tomando unos mates o comiendo un asado. Sin embargo, sigue siendo una selección de puertas cerradas que le da la espalda a la sapiencia de ilustres compatriotas.
Que vuelvan los referentes de antes, que vuelvan las arengas de antes, las despeinadas y las metidas de gaucho de antes y por qué no, la celeste de antes que no respetaba millones ni reclames de productos anticaspa.