La FIFA entiende que el fútbol está discriminando, y estos señores se olvidaron de que dirigen un organismo que gobierna al fútbol, y lo quieren llevar cada vez más hacia quién sabe dónde. Son ellos los que están discriminando, poniendo cámaras por todos lados, impidiendo el normal desarrollo de artilugios inherentes al fútbol desde que este se practica, y ahora hasta cobrando penales por medio de jueces que están encerrados en un cuartito con un televisor.
Para rematar la faena, en un deporte en el que importa más que los jugadores sean lindos y hablen idiomas a que sepan jugar, ahora estos señores de traje y corbata se aburrieron y empezaron a hilar aún más fino. Ahora, se les dio por ver actos discriminatorios en los festejos de los goles, con el caso de nuestro jugador Valverde como ejemplo: el botija hace un gol en un Mundial, y se lo dedica a un amigo al que le dicen “Chino”, y como siempre hizo, se achina los ojos en homenaje a una persona importante en su vida. ¿Cuántos festejos van a revisar ahora para actuar de oficio? Ahora resulta que todo es discriminación, que todo es racismo.
Entonces, la rica historia del fútbol uruguayo, sería puesta en duda si muchos de sus hombres jugaran ahora. Además de que no podrían hacer nada por las cámaras y los jueces de video, tampoco se podrían referir a sus compañeros con los apodos por los que son conocidos, ni podrían homenajear a alguien por las dudas que la FIFA nos sancione.
El primer gol de Uruguay en la historia de los Mundiales fue anotado por Héctor Castro, quien no habría sido el “Divino Manco”, sino el “jugador con un leve handicap en una de sus extremidades superiores”, Obdulio no habría sido conocido como el “Negro Jefe”, y mucho menos se le habría permitido que se refiriera a todo ser nacido fuera del Uruguay como “japoneses”. Tampoco hubiera sido posible que el público oriental dirigiera improperios a la persona de Álvaro Recoba comenzando estos con la palabra “Chino” (tal vez podría haberlo insultado pero sin usar el apodo considerado discriminatorio por la FIFA. En ese caso la sanción hubiera sido por insultos soeces, mas no discriminatorios).
Aquellos jugadores apodados “Loco”, no hubieran tenido dicho apodo por considerarse que ofendía a las personas con enfermedades mentales, tampoco se podría haber llamado “El Borracho” a Fabián, “Chancha” a Alexis Noble, “Chueco” a José Batlle Perdomo, o “Chango” a Pintos Saldaña. Mucho menos “Pete” a José luis Russo. ¿Quiere la FIFA erradicar los apodos en el fútbol? Tal vez se empiece a juzgar con cárcel a aquellos que peguen una patada, o a los que peguen un codazo en un córner.
La FIFA es la que hoy, está discriminando al fútbol. Confiamos en que, así como hoy nos pasa esto, en otros países también haya un clamor popular que abogue por la vuelta al fútbol de antes, ese con el que se criaban personas de bien en ardorosas luchas en campos de juego profesionales y amateur. La pelota lo merece. Que vuelva el fútbol de antes, que vuelvan los Mundiales de antes, y de paso que vuelva la celeste de antes.