Para que hoy la selección tenga un capitán como Obdulio manda, tuvo que pasar mucho tiempo del que mejor es no recordar demasiado. Y hoy nos proponemos hablar del hombre que forjó a ese capitán Diego Roberto Godín, el ejemplo que le enseñó valores a quien hoy porta merecidamente el brazalete.
Don Julio Godín es mecánico tornero de profesión, y trabajó desde la adolescencia junto a su señora para sacar adelante el hogar. Siempre fue hombre de campo, y transmitió a su hijo el gusto por la caza, actividad que siguen compartiendo cada vez que el capitán está en nuestro país. Don Julio, porte típico oriental y de calvicie prominente como la que espera a su hijo en breve, es el responsable de ponerle Roberto de segundo nombre y de inculcarle los principios que lo hicieron llegar lejos.
En una nota de hace algún tiempo, Godín expresaba conceptos claramente obdulistas, de no demostrar debilidad frente a otros. Cuenta que cuando se vino para Montevideo, “Extrañé mucho pero no se lo decía mucho a mis padres. No soy de demostrar lo que siento y además sabía que estaba ante una oportunidad única”.
Una vez más, cuando defensor lo dejó libre y su pase valía 37 dolares, Don Julio en vez de pedirle a su hijo que volviera al campo, habló con un amigo y le consiguió para ir a Cerro.
Para terminar estos conceptos, allá por el 2011 le hacían este cuestionario a Godín, que simboliza lo que significa su padre con pocas palabras:
– ¿A quien admiras? A mi padre
– ¿A quien le pedís consejos? A mi padre
– Un feo recuerdo Cuando mi padre tuvo un infarto
Por eso va el homenaje de este humilde espacio a Don Julio Godín, el padre detrás del capitán. QUE VUELVAN LOS PADRES DE ANTES, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!