El “Chicharra” Venancio Ariel Ramos fue el último gran puntero del fútbol uruguayo, de los que desbordaban y metían el centro de la muerte para las grandes conquistas de los 80, el que quebraba la cintura y desparramaba a los laterales, el que habilitaba a los goleadores de turno…

Ese endiablado jugador es recordado por una gran trayectoria, entre la que se destaca el famoso suceso conocido como “el limonazo de venancio”, una muestra de la picardía bien entendida al servicio de la camiseta celeste. Corría el año 1985, jugaban Uruguay y Chile. Había que ganar, sí o sí. Y el “Chicharra” se dio maña para asegurar la clasificación al Mundial.

El monumento al fútbol mundial recibía el partido definitorio en la Eliminatoria para el Mundial de México 86. Uruguay (dirigido por Omar Bienvenido Borrás) y Chile se enfrentaban, y para la celeste la victoria era imprescindible. El partido estaba 2 a 1 a favor nuestro, pero en los minutos finales del partido el árbitro marcó un peligroso tiro libre al borde del área para los chilenitos y Venancio quiso asegurarse que la pelota no iría al arco. Buscó la forma y encontró cerca del arco un limón. Cuando el chileno Aravena se dispuso a patear, el “Chicharra” le lanzó el limón al esférico. Y quién sabe si fue suerte o si el proyectil cumplió su función, pero la pelota se fue lejos. Así, Uruguay ganó y obtuvo su clasificación al Mundial.

Uruguay había empezado ganando con un golazo de tiro libre del gran Charly Batista, un tres dedos fantástico de uno de nuestros hombres récord. Empató Aravena luego de un penal cometido por Darío Pereira y a los 15 del segundo tiempo, también de penal, venancio Ramos puso el 2-1 definitivo.

El protagonista de esta gran avivada que nos llena de orgullo hasta el día de hoy contó innumerables veces la misma, casi como Ghiggia con el gol de Maracaná, pero nunca nos vamos a aburrir de escucharla: “…en los minutos finales el árbitro pitó un tiro libre cerca del área a favor de Chile. El estadio enmudeció, porque el ejecutante era Aravena, implacable desde esa distancia. Era como un penal para los chilenos. Nos habían hecho un gol en Chile que solamente él lo podía hacer… 

Faltarían unos 8 minutos cuando se da el tiro libre; y de ese lado había una cantidad de limones que habían tirado la gente porque Chile había defendido ese arco en el primer tiempo. Entonces voy al Flaco Rodolfo y le digo: ‘Flaco, nos jugamos la clasificación está en vos, vamos arriba’ y el Flaco me dice: ‘Si va al arco es gol’. Me mató con eso! ja,ja…Había una gran confianza entre él y yo.”

Resulta conmovedor escuchar del propio Chicharra todo lo que pensó en cuestión de segundos, una auténtica obra maestra tramada por el ágil wing uruguayo: “Entonces ahí me nace la idea del limonazo, pero también tenía que estudiarlo porque Aravena era zurdo. Tenía que pensar y analizar cómo ponerme por la pierna de apoyo de él. Si me pongo del lado de su pierna de apoyo tengo 30% de chance de pegarle el limonazo, pero del otro lado tenía toda la pelota, porque cuando él La apoya la derecha y levanta la izquierda para pegarle, ahí tengo toda la pelota, además yo estaba a varios metros y tenía que tener la precisión de embocarle y de tirarla justito antes de que él pateara. ¡Y que el Juez no me viera!. Son tantas cosas que si te ponés a pensar de 100 le emboco una. Pero se dio, Dios me iluminó.”

“¡Salí Corriendo! A Aravena ni lo mire aunque sé que fue derecho al juez a protestarle pero yo ya estaba bien lejos…”

Casi 20 años después de aquel suceso, Venancio cuenta que nunca se volvió a encontrar con Aravena, pero que sabe de comentarios. Hace un par de Años fue a hacer un seminario de Fútbol Playa como instructor de FIFA a chile y resultó abordado por el hijo del técnico de aquella selección Chilena, Morales quien le dijo “las noches que le amargaste a mi viejo y a mi familia con eso”. Y bueno chilenos, a llorar al cuartito, esas son cosas que nunca van a entender de por qué uruguay es Uruguay.

Hoy recordamos la viveza de Venancio Ramos al servicio de la clasificación, un grande. Son esos casos en los que el “delito” se justifica plenamente por una buena causa, como la que llevó adelante el sensacional puntero.

QUE VUELVAN LAS AVIVADAS DE ANTES, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!