“Esta boquita tomó whisky de la copa Jules Rimet”, dice Saúl Torres Negreira, entre sonrisas y llevándose la mano a los labios. Torres fue uno de los pocos uruguayos en presenciar la final de la copa del Mundo, el 16 de julio de 1950. En su casa de Durazno, a sus 86 años, recuerda como si fuera ayer los dieciséis días que estuvo en el Mundial de 1950 y la gesta triunfal en la final de Maracaná, así como los momentos posteriores, reservados para unos pocos en la embajada uruguaya de Brasil.
Cuando ayer apareció este reportaje en la prensa, muchos salieron a exclamar enseguida que era una muestra de Viejos Valores la de este hombre, por haber tomado whisky de la mismísima copa Jules Rimet en 1950. Pero al leer la nota con mayor detenimiento (todo gracias al esclavo), llegamos a la conclusión de que el señor sale a sacarse mérito, por haber estado presente en una celebración en la embajada uruguaya en Brasil, junto con embajadores, jugadores y dirigentes.
Si, esos mismos dirigentes que se mandaron a hacer medallas de oro para ellos y de plata para los jugadores, los que les dijeron antes del partido “si perdemos por menos de cuatro goles estamos cumplidos”, los que festejaron gracias a los gladiadores que dejaron todo en el césped de Maracaná. Estaban todos, menos uno: Obdulio, que no quiso saber de nada con andar figurando ahí con los dirigentes y los embajadores rodeado de lujos, y prefirió irse por las calles de Río a tomar vino con los brasileros que estaban sufriendo. Como diría después, “mi patria es la de la gente que sufre”.
Este caballero que hoy a sus 86 años nos dice “esta boquita tomó whisky de la copa Jules Rimet”, cuenta también que tenía una foto autografiada por todos los integrantes del plantel menos uno: si, Obdulio. Según sus palabras, “Estaban todos menos Obdulio Varela; creo que no iba ni a la concentración, terminaba el partido y salía a los boliches a tomar vino, eso es lo que se decía”.
Entonces, no se coman la pastilla, como dice el Mariscal Kesman. Este anciano no es un obdulista, porque Obdulio no era de andar codeándose con los poderosos, ni tomando whisky de la copa en la embajada. Pregúntele a este señor por qué no tiene la firma del Negro Jefe en la foto. Simple, Obdulio no simpatizaba con este tipo de “japoneses”, los Gorzys de la época.
Que se enoje quien se tenga que enojar, pero no es obdulismo todo lo que reluce. NO SERÁ NOMBRADO EN VANO SU LEGADO, NEGRO JEFE. QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!