Seguramente usted se aprontó con expectativa a ver a una nueva selección juvenil, para ir relojeando de costado como viene el futuro de nuestro combinado. Usted que recuerda tantos grupos de botijas orientales que tan bien representaron la casaca color cielo por todas partes del mundo en Sudamericanos y Mundiales, con el punto alto de aquellos héroes de Malasia 97, probablemente se haya quedado bastante caliente como nosotros con lo que se vio en el debut.
Entonces, como el obdulista es sobre todas las cosas un tipo que cree en que siempre va a prevalecer la verdadera esencia charrúa, apronta el amargo que luego da paso al té con hielo de dudosa calidad que permita por un rato evadirse de las miserias de la vida cotidiana. Y estos irresponsables le pagan así. Para empezar, se falla desde la cabeza, cuando no se les dice a los juveniles que si va cero a cero, el penal no se pica. O mejor, que un penal nunca se pica, sino que se le apunta a la cabeza del goalkeeper, y en caso de que usted tenga un atisbo de calidad se le permite la extravagancia de colgarla del ángulo.
Y así, esa luz de esperanza por ver a una selección con un capitán negro, se empezó a esfumar cuando va y hace lo que hizo De la Cruz. Porque ahora vendrán los modernos a decir “es casi un niño, no se lo puede crucificar”, pero si es casi un niño que no juegue. Porque uno casi se atraganta con el carozo de la aceituna con el gol que le quedó trancado en la garganta, ¿y quién responde por eso? Mal que hizo Abreu picándola, además de planchándose el pelo y saliendo en fotos de sunga, ya que los botijas lo quieren copiar. Y no es para cualquiera, como demostró el hermano del Pato Sánchez que le va a tener que hablar al joven para que aprenda dos o tres cositas. La picada déjela para el obdulista que llegó de poner el lomo 8 o 10 horas, y se prepara una tablita con salame y queso para acompañar el kewi nacional.
Se vieron unos gorriones fríos, a los que Venezuela con uno menos los peloteó y todavía salvamos una pelota en la línea. Cada vez más lejos de los juveniles de antes, ahora mucho peinado raro, tatuajes y fotitos para el istagra ese. Falta contacto y romance con la pelotita señores, cada vez peor. Y te dicen que es porque Venezuela se aclimató un mes en la altura. Venezuela!!!
Casi que Risitas Velázquez es el Indio Morán al lado de estos pichones, con eso le decimos todo. Va a ser mejor esperar que vengan nuevas camadas de juveniles para ver si tenemos la suerte de que la tradición obdulista continúe. Es una cruzada difícil, lo sabemos. Hay mucha pavada extra fútbol que atenta contra los botijas, que sin referentes en la vuelta sucumben ante los embates del calendarismo y el público de club de fans. Hay mucho trabajo por hacer, pero esto lo sacamos adelante entre todos, desde casa, desde la charla a tiempo con los más jóvenes de cada familia.
QUE VUELVA EL CONSEJO ÚNICO JUVENIL, QUE VUELVA SPILLMAN, PÚA, LOS JUVENILES DE ANTES Y QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!!!