Su carrera estuvo marcada por las primas, de las que se cobran al arreglar un contrato, y de las de sangre. Luchador, aguerrido, de generoso despliegue aunque tal vez no la mejor definición, Debray Darío Silva fue siempre un guerrero sobre el césped. Una flecha que surcaba el campo de juego siempre más rápido que los rivales, defendió 49 veces la casaca color cielo anotando 19 goles. Tan rápido era Darío, que muchas veces parecía que sus piernas iban más rápido que él, y se olvidaba de la pelota. Pero todo aquel obdulista que se precie de tal, lo quería siempre en su equipo.
Además de la alegría dentro y fuera del campo, dentro de los Valores indelebles que siempre atesoró Darío, estaba el de ser profundamente familiero, de la vieja escuela, de esa gente que ponía siempre a su sangre por encima de cualquier cosa. Así fue siempre Darío Silva en su etapa en la selección, un hombre que se escapaba de la concentración para visitar a las primas, con quienes tenía un estrecho vínculo casi de hermanas.
El ariete olimareño alquilaba incluso una casa cerca de la concentración celeste para tener cerca a sus primas, y con ellas mantener presente el sonido de su querido Olimar. Cuando la prensa se enteró que se escapaba de la concentración para visitar a aquellas personas tan cercanas, enseguida empezaron las habladurías de que iba a enfiestarse, pero Darío declaró con total tranquilidad: “Alquilé esa casa para mis primas”.
Darío Silva acercó a sus primas al plantel en 2002 y nadie dijo nada, mostrando esa faceta de hacedor de grupos que presentaba a su familia a los compañeros del plantel que sentían más la soledad. Ese gesto tan noble, pasó desapercibido y es por eso que queremos reivindicarlo. Como buenas olimareñas, las primas de Darío encontraron en la Posta del Lago un lugar donde no sentirse solas, y a la vez despuntar su pasión por la pesca en un agradable entorno natural. Seguramente, estas orientales tan luchadoras y aguerridas como su famoso primo, sienten la satisfacción del deber cumplido y las saludamos, estén donde estén.
Por eso, no nos creamos la mentira de la selección “embajadora de los valores del país en el mundo”, y mantengamos vivo el legado de las primas de Darío Silva. QUE VUELVAN LOS GRUPOS DE ANTES, QUE VUELVA EL INTERCAMBIO FAMILIAR DE ANTES Y QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!