Es conocido por cualquier obdulista que se precie de tal, que del Montevideo Wanderers han surgido los dos número “5” más grandes de nuestra historia, Obdulio y el Canario. Estos dos próceres deben ser el espejo en el que los botijas que se plantan en el medio se miren cada día para ser mejores.
Mirando un poco de fútbol, y atendiendo un poco al clamor popular, llegamos a conocer a la dupla de volantes de Wanderers, Santiago Martínez y Guzmán Pereira. Nos pareció una sólida pareja de gladiadores, que meten la patita cuando hay que meterla, sin asco, y además agregan una buena dosis de fútbol.
Nos terminaron de convencer estos botijas, al hacernos llegar el esclavo una nota publicada por la gurisada de Por decir algo (http://www.pordeciralgo.com.uy/index.php/blog/2014/03/es-un-sabor-diferente). Allí, reafirmamos el concepto de que estos dos elementos deben ser tenidos en cuenta para vestir la gloriosa malla color cielo, por llevar en lo más alto la imagen de uno de nuestros prohombres, Pablo García.
Ante la pregunta del joven periodista “Uno es más de raspar y el otro de jugar, ¿o cómo se dividen esas tareas?”, Santiago Martínez, moreno elemento wanderista que porta la número 5 como Obdulio, expresó sin pudor alguno: “Nos repartimos las tareas, los esfuerzos. Wanderers siempre se caracterizó por ser un equipo tibio, de media tabla, que tiene buen pie. Desde que llegamos a Wanderers con Guzmán siempre nos dijeron que era raro tener un jugador que juegue y, en el momento de raspar, tambien raspe. Nosotros también seguimos el ejemplo de lo que es el Canario García, que por algo está donde está, no es solo pegando patadas, algo le vieron. Nosotros lo tenemos ahí arriba a él, y gracias a Dios fuimos trabajando mucho en formativas y complementándonos en los que nos faltaba: aparte de pegar, tener buen pie para jugar la pelota. Porque hoy en día, aparte de correr, pegar y lo que sea, hay que tener buen pie y ser rápido de la cabeza para poder jugar al fútbol.”
Confiamos en que usted, amigo obdulista, se haya puesto de pie al leer estas palabras cargadas de tanta admiración por nuestro prócer, por afirmar sin miramientos que su equipo es “un equipo tibio”, por ese amor por la pierna fuerte como complemento del buen juego, por la esperanza de que no todo está perdido y sigue dando criollos el tiempo.
Por todo esto, estos sucesores del legado de Obdulio y el Canario, deberían ser celestes. Pereira ya supo vestir la casaca del combinado nacional en alguna juvenil, pero luego no volvió a ser tenido en cuenta, tal vez por algún detalle contrario al “proceso”.
En un esfuerzo por rejuvenecer nuestro seleccionado con nuevos obdulistas (Ramón Arias, Aníbal Hernández por ejemplo), se suman estos dos guerreros de buen pie que juntan rodillas cuando es necesario y tienen al Canario en lo más alto.
QUE VUELVAN LOS JUGADORES COMO LOS DE ANTES EN EL LEGADO DE OBDULIO Y EL CANARIO, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!