Estimados obdulistas, como muchos sabrán esta página no es un medio periodístico ni es hecha por profesionales de la materia, por lo que nos permitimos la licencia de decir lo que pensamos sin respetar ni tener en cuenta opiniones de terceros. Esta vez no nos importa ni si Pereiro canta el himno, si Nández parece uno de los Juan Dairecsion, no nos importa nada. Y lo que se vió anoche, mientras se comía una buena comida de olla regada con un vino guerrero, fue cuanto menos preocupante.

La conclusión principal de todo esto es que los mexicanitos (como les diría el gran Juan Ricardo Faccio) nos tienen de hijos en juveniles. Sí, México!, el mismo equipo que nos ganó una final del mundo sub 17 dirigidos por el mismo DT pichón y continuador del quetejedi, que además de tener pinta de cura saca un crucifijo y reza antes de los tiros libres rivales.

Así no se puede señores, con un delantero como el botija Acosta al que el goalkeeper rival le regala una pelota frente al arco y le erra por un metro. Acá si en un fútbol callejero o un fútbol 5 usted tiene la desgracia de errar un gol así, no lo dejan jugar nunca más! Tampoco se puede hacer mucho si uno de nuestros zagueros, en un país donde se hizo escuela de grandes jugadores en ese puesto, hace un foul inocente en la medialuna en el minuto 90 y regala un tiro libre con el que perdemos el partido. Porque si usted dijera que el tipo se iba sólo y no había otro recurso, ahí sí podemos tolerar que le meta una patada a lo Paolo porque es eso o el gol. Pero lo que hizo el metrosexual de Cabaco no tiene nombre. Tampoco se puede ganar si los medios como Nández o Arambarri no le pasan una pelota a los de celeste, y si los temperamentales Pereiro y Méndez deciden desaparecer por 90 minutos (70 en el caso del segundo).

Ahora nos espera un rival africano en el último partido, al igual que le paso a los prohombres del 2002. No esperamos ninguna apretada en el vestuario de los experimentados hombres de color, ningún Chengue que emerja en el vestuario indicándole los cambios al DT, más bien no esperamos mucha cosa. Pero tenemos claro que Uruguay nunca se caracterizó por tener buen juego, ganábamos con la sangre y el sudor a flor de piel. Ahora México nos gana “a la uruguaya”. QUE VUELVAN LAS SELECCIONES DE ANTES, QUE VUELVAN LOS JUVENILES DE ANTES Y QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!