En un estadio lleno de bravíos árabes, ya que en un verdadero ejemplo de civismo no permiten la entrada de mujeres a los estadios, se volvía a presentar el combinado con la vuelta del quetejedi al banco. Nuevamente resaltamos la ausencia de personas del sexo femenino en las gradas, ya que el fútbol siempre fue pa’ hombres (con honrosas excepciones, y todas son seguidoras de estas página). Mientras los jefes de familia árabes disfrutaban del espectáculo, además de que no tienen que estar explicándole la ley del offside a nadie tienen la comida pronta cuando retornan al hogar. Además se aprecia la ausencia de gritos histéricos ante algún torso desnudo de los metrosexuales de turno, en síntesis una muy saludable medida tomada por la mesa ejecutiva saudí.
Pasando al match en sí, ya de arranque en el reconocimiento nos prendieron los regadores y nos reimos (la influencia de un botija que erra un penal en una final del mundo y se ríe), no reaccionamos ni tomamos represalias enfurecidos por la afrenta. Perdónalos Obdulio! Vos que entraste a un estadio con 200.000 brazucas y contagiaste a tus compañeros de la tranquilidad necesaria, a estos ahora los corren con un poco de agua. En cuanto al juego, los árabes nos cagaron a patadas y apenas esbozamos una timida reacción en forma de un manotazo más propio de niños de escuela que de la agarrada de nuez del Tano Gutiérrez el belga en el 90, o de las patadas de Paolo o el Mudo. En fín, fue un festival de patadas alevosas del adversario ante la absoluta pasividad de los nuestros y ni que hablar del cuerpo técnico propulsor del fer plei.
La defensa hizo agua con Risitas Velázquez el chico feyvi usurpando la 4 de Paolo que pegaba sola, ahora le pegan a él y todavía se come un pelotazo frontal de 90 metros que casi nos clavan. Eso sí, siempre la sonrisita presente, esa que dan ganas de borrarle a patadas en el culo. Qué falta que hacen los veteranos de antes en estos planteles, los que acomodaban cualquier atisbo de bobadas de los borregos que iban surgiendo y los ponían en vereda.
Al juego fuerte árabe tendríamos que haberle respondido con los tapones de punta, con pierna firme y dientes apretados y duplicando la cantidad del fules del rival. Incluso al número 6 había que haberle pegado un buen coscorrón por hijo de puta, pero somos la selección más tibia del universo. Otro árabecito hizo lo que quiso en cada corner, jodiendo al golero, eso no nos puede pasar en una defensa uruguaya donde siempre dió miedo ingresar, y además nos llegaron muy fácil. Imagine usted lo que siente un rival al ver enfrente a dos imberbes y todavía uno que se ríe todo el tiempo! Esto con el Zorro Revelez y el Tano no pasaba, con Paolo menos.
El botija Jonathan mostrando la esencia de los potreros de florida, tomando a un árabe del cuello de forma tímida (es lógico que siendo su primer partido no iba a ir mas allá porque lo iban a retar). Un “tío Chiche” Corujo nuevamente en la titularidad, con el Mono luciendo el brazalete en lugar de un Godin que se lesionó de forma confusa (similar al episodio de la jabonera asesina de Livianico Lodeiro). Un Livianico, que nos lleva a preguntarnos ¿hasta cuándo esa sensacion de liviandad? ¿que quedó de aquel esbozo de tranque con la cabeza? ni siquiera los 50 grados a la sombra de arabia lograron hacerlo entrar en calor, al menos no entró ramírez porque sino el frío hubiera sido demasiado para nuestros intereses. Con la chance de jugar 20 minutos en lugar de Suárez, Abel Hernández entró para la pinta, deshonrando a los grandes jugadores negros que ha tenido nuestro combinado a lo largo de la historia. Y Muslerita siempre cazando moscas al final de los partidos, entregó en bandeja el empate a los ciudadanos islámicos. Al menos en el 2002 fuimos y perdimos, el resultado es lo de menos pero lo peor es la intrascendencia absoluta.
El lunes nos vamos a encontrar con una seleccion de Omán que fue orientada por Julio César Ribas, así que seguramente sea un rival duro y que nos puede pasar por arriba si no reaccionamos a tiempo. ¿No se puede ganar? bueno, hay que dejar algo al menos un empujón, una scaramuza, un cortito en las costillas, una compra en el free shop, una salida por la noche árabe… algo! esta gente se habrá ido al hotel a tomar gatoreit y a chatear con el Edin y la Tota. Todo muy triste, que vuelvan los amistosos intrascendentes de antes, y que vuelva de una vez la celeste de antes!