Con orgullo obdulista, hoy nos toca hablar de la campaña de dos de nuestros prohombres al frente de un equipo del ascenso argentino, que además está invicto desde la llegada del cuerpo técnico oriental integrado por Paolo Montero y Richard Morales. Como si de una suerte de Artigas y Ansina en el exilio se tratase, nuestros inefables líderes se han embarcado en una odisea para la que sin duda están capacitados.
Desde que Paolo y el Chengue llegaron para impregnar al plantel de Boca Unidos con toda la mística y los Viejos Valores, el equipo aurirrojo ha sumado tres triunfos consecutivos. Victorias ante Atlético Paraná de visita, frente a Villa Dálmine de local, y el último contra Douglas Haig en Buenos Aires. Justamente sobre la última victoria, el eterno gran capitán Montero señaló que se debió a “la actitud de los jugadores” de su equipo. Y no sorprende que sea ese atributo el principal legado de nuestros próceres en lo poco que llevan al frente del equipo. Desde que la dupla histórica del 2002 llegó a hacerse cargo, Boca Unidos no paró de sumar, escalando de la decimocuarta posición en la tabla a un promisorio tercer lugar. No vimos ningún partido, pero imaginamos que el nivel de pundonor se elevó considerablemente desde el primer entrenamiento, que la cantidad de amarillas y faltas creció de forma notoria, que cada tranque ahora es ganado, que cada dividida cae mansita en los pies de los players de un Boca Unidos un poco más obdulista, tal vez por miedo a las represalias de nuestros héroes.
Desde que este humilde club sorprendió hace un mes con la contratación del gran Paolo como nuevo entrenador, nuestros ojos están puestos sobre su campaña. Un equipo que quiere el ascenso y confía en dos hombres de peso para levantar a un plantel alicaído. Y no es de extrañar, imagínese usted siendo un defensa del ascenso argentino y que Paolo le explique con su mejor cara de psicópata cómo pararse o cómo amedrentar a un atacante; o que un Dios de ébano le cuente de sus andanzas por el ascenso uruguayo si usted es delantero. Imagínese cada charla técnica, cada arenga, cada anécdota, cada pregunta de sus dirigidos sobre el mundial 2002, sobre la apretada a Senegal, sobre las peleas en los túneles, los repechajes con Australia!
Camarada obdulista, en Boca Unidos tenemos ahora un pedazo de nuestro corazón! Tenemos claro que Paolo y el Chengue no sólo van a enseñar a defender y a atacar, sino que van a dejar una huella que lamentablemente nuestro fútbol no quiere o no necesita. Muchas veces lo hemos dicho, hoy el Canario se encuentra desparramando sapiencia en Grecia, estos dos prohombres en el ascenso argentino, el Mago en cualquier cantina de barrio… Este país siempre fue igual, prescindimos de nuestros mejores hombres.
QUE VUELVAN LOS PROHOMBRES A DEJAR SUS ENSEÑANZAS EN LAS NUEVAS GENERACIONES, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!