Hoy salen a la cancha los botijas de la Sub 17, y desde este espacio no nos vamos a ocupar de sus actuaciones para dejarlos un poco quietos. Ya llegarán algunos a la Sub 20, donde podrán ser evaluados de acuerdo a nuestro criterio. Por ahora, su accionar tiene tanta relevancia como cualquier partido de baby fútbol de los que se ven por ahí, con el aliciente de que visten la gloriosa casaca color cielo.

Pero el motivo que nos lleva a dictar estas líneas al esclavo, no es otro que la preocupación. Preocupación porque las cosas siempre crecen desde el pie, y desde el pie estos botijas ya arrancan torcidos. Seguramente no es culpa de ellos, y muchos dirán que es el mercado el que les ofrece estas opciones. Pero ahí saldrá a la cancha un golerito de rigurosos botines negros como marca la historia. No hay otra opción, o al menos no debería haberla.

Un equipo de botijas calzando de negro, sembraría la semilla de futuras generaciones apegadas a lo que corresponde a un team oriental. No nos importa lo que hagan en otros países. Bastante tenemos ya con ver sufrir a los más veteranos cuando dicen “Ahí sale a la cancha Uruguay, camiseta celeste, short negro y medias negras…”, y botitas altas color salmón o fucsia, incluso verde flúo. No, señores. Alguien tiene que poner coto a esto antes de que perdamos otra generación. Otro fútbol es posible, calzar botines negros es posible.

Estará en ese solitario botija oriental, ya solitario desde que eligió el arco, ir contra la corriente e imponer el botín negro entre sus congéneres. Será una ardua tarea para alguien que nació en la época equivocada, seguramente con una misión muy importante que va mucho más allá de mantener o no el arco de la Sub 17 en cero. De él depende el futuro, para que más combinados uruguayos salgan a la cancha pisando fuerte. Y arriba de dos buenos tamangos embetunados.

QUE VUELVAN LOS BOTINES NEGROS, QUE VUELVAN LOS JUVENILES DE ANTES Y QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!