Sabido es que no respondemos a ningún interés partidario, y que solamente nos motiva encontrar y destacar aquellas acciones que van de la mano con la esencia del fútbol uruguayo. Es por eso que usted no va a encontrar en esta página ninguna crónica que refiera al encuentro clásico en sí, sino que nos vamos a centrar en un hecho que todo el mundo habrá visto.
Sobre el final del partido, un player que supo vestir la blusa color cielo con gallardía y pundonor, hizo sentir orgulloso a todo el obdulismo. Y en esto estamos seguros, porque lo dicen hinchas de todos los equipos: Guillermo Rodríguez hizo lo que había que hacer. Lo que aprendió de sus mayores, lo que vio de Paolo, lo que se ha dejado de transmitir a los botijas que hoy miran ejemplos de otros lados. ¿Se va el partido y un liviano foguar se encamina al gol? Se le juntan las rodillitas sin miramientos, se le señala al árbitro que la falta es afuera del área y se retira sin esperar la tarjeta, como tantas veces hizo nuestro prócer Montero, y antes que él todos los referentes celestes.
Un momento en el que dejó de importar el sentir clubista para dar paso a la mirada cómplice entre obdulistas que hace tiempo no veían este tipo de acciones en nuestros campos de juego. Y en ese momento, ante la pregunta de algún hijo o nieto, se le debe decir que eso es ni más ni menos que lo que un zaguero oriental debe hacer: “Eso m’ ijo, es lo que usté tiene que hacer si se le va solo el punterito. Es lo que se hacía antes y que ahora dicen que está mal”. El sprint enfocado al objetivo, la mente fría y la pierna firme en un exquisito gesto técnico que fue destacado incluso por jugadores rivales, que declararon que ellos hubieran hecho lo mismo.
La fría estructura del Coloso de Cemento levantó temperatura, recordando tantas y tantas ejecuciones certeras que antes eran el pan de cada día. Hoy decimos que Guillermo Rodríguez cuenta con cédula, pasaporte y carné de vacunas al día; sin embargo nos damos el lujo de no contar con este gladiador (como con tantos otros).
QUE VUELVAN LOS RECIOS CUEVEROS DE ANTES, QUE VUELVAN LAS PATADAS JUNTARODILLAS DE ANTES, Y QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!