Nada mejor que una buena previa para esperar los partidos de Uruguay. Uno se levanta temprano, a eso de las 6 para tomar unos mates escuchando “Guitarra negra” del Flaco Alfredo (al que le debemos un buen homenaje como él merece). A esa hora, uno puede reflexionar en la tranquilidad que brindan las primeras horas de la mañana.
A medida que la jornada avanza, el mate va dejando paso al vino y al asado o los tallerines de la patrona o de la vieja, y se ponen unos casets del Canario Luna, de Jaime, de esos artistas con mostrador que le cantaron a la Celeste. Los viejos temas futboleros son los únicos que se puede aceptar en la previa a un partido de uruguay. Los “Vayan pelando las chauchas”, “Uruguayos campeones”, “Celeste”, “Cuando juega Uruguay” y todas esas que usted no necesita que le recordemos.
Entonces mientras vamos picando un salamín, vamos dejando que el espíritu de Obdulio y el de los campeones del 24, del 28 y del 30, de todos los héroes de maracaná, de los tantos esforzados atletas que vistieron la Celeste se apodere del ambiente, y aprontamos nuestra garganta para gritar por los calendaristas, porque el uruguayo es un tipo que siempre guarda escondida una esperanza humilde en lo más profundo de su ser.
Y muchos dirán que nos hemos cansado de darles palo, y no lo negamos, y lo seguiremos haciendo ante cada accionar peleado con las buenas costumbres de un macho obdulista. Porque si está a nuestro alcance servir como un faro de los Viejos Valores que alcance a los calendaristsa y los vuelva al rebaño, bienvenido sea.
Aquí estaremos, al pie del cañon para decir lo que haya que decir. Como decimos ahora que es obligatorio ponerle en la previa a su botija las canciones obdulistas, nada de las metrosexualidades comerciales de “Celeste regalame un sol” o “Cielo de un solo color”, y tanta dulzura innecesaria que apunta al hincha 2010 que no quremos en nuestro fútbol. Porque vendrán las malas, y ahí vamos a volver a los amistosos con Banfield y los libres de la Mutual, y ahí va a estar el obdulista de a pie al que no le importan los éxitos de turno, sólo le importa la Celeste.
A sabiendas de que esto es más culpa de quien le rasca el lomo al chancho que del propio chancho, seguimos en nuestra previa confiando en ver algo que amerite gritar con orgullo de ser uruguayos como siempre.