Para empezar a ponerle el cascabel al gato en todo este asunto, vamos a expresar en primer lugar que desaprobamos la denominación de “barra brava”. Acá lo que hubo siempre fue gente que iba a ver el fútbol, no a hinchar por un grupo de individuos que no solo no miran el partido, sino que son más hinchas de su “barra” que de su equipo o selección.
Pongamos las cosas en su lugar. ¿Qué había antes? Hombres. Gente que en primer lugar gustaba de disfrutar, sufrir, gozar con su equipo en las contiendas deportivas. Estaban incluso los “pesados”, los boxeandingas que iban por las dudas, y desde que el fútbol es fútbol siempre se suscitó alguna scaramuza. Entre players en el campo, en los entrenamientos, en las tribunas y fuera de las mismas. Pero esas reyertas que se daban entre hombres con sangre charrúa corriendo por su sistema circulatorio, eran mano a mano, y sobre todo sin armas blancas o negras. Estaba la cachetada a mano abierta si el compatriota consideraba que lo estaba enfrentando un botija tal vez inconsciente del peligro, o el puño cerrado que de manera leal impactaba sobre el pómulo o nariz de turno. Todo esto, en caso de que fuera necesario. Y fíjese, que hasta convivían los parciales de los diferentes equipos en la misma tribuna. ¿Eran menos hombres por eso? Todo lo contrario, esos hinchas tenían la misma hombría y el mismo pundonor que mostraban los futbolistas en el campo de juego.
Todos los equipos tenían su “pesada”, pero muchas veces, no pasaba nada. Con solo verlos ahí, se sabía que había que respetar. Y el respeto, como dice el Mago, “es como el dólar, tiene valor en todos lados). Se disfrutaba de señores partidos de fútbol, y se iba a hablar de los mismos a la cantina o club de turno. A veces, hasta se discutía acaloradamente, todo en forma leal. Pero esto de hoy no. Gente que caga menos que caballo de película, amparada en armas y metiendo cosas que no tienen que ver con el fútbol, eso no.
El hincha de antes tenía códigos, no decimos que no pegara algún sopapo pero no andaba vanagloriándose de matar gente ni de robar banderas. Que vuelvan los hinchas de antes, los que si había algo que arreglar lo arreglaban como hombres, los que no patoteaban de a diez contra uno, los que no garroneaban, los que se la bancaban si les tocaba que les llenaran la cara de dedos. Los huevos se demuestran, no se cacarea. Que vuelvan los hinchas que la arreglaban mano a mano y no puteaban por la computadora, que vuelva la celeste de antes!