Dejamos pasar unas horas para analizar el tema este entre Suárez, Fonseca y el Pelado Cáceres, para poder tener una visión más acertada del mismo y poder volcarla en este humilde espacio.
Son varias las aristas de este problema, empezando por decir que divisiones internas siempre existieron y no deberían sorprender a nadie. Por ejemplo, es sabido que en el 50, varios referentes del plantel llamaron al orden a Alcides Edgardo Ghiggia por no poner fuerte la patita y no pasar la pelota, y que antes del mundial varios no querían ver ni en figurita a Matías González, el “León de Maracaná”. Sin embargo se solucionó todo puertas para adentro como hombres y terminamos concretando la mayor hazaña en la historia del fútbol. Más adelante, llegamos a los gloriosos años 70 (cuando empezaron los “repatriados”), los 80 (época dorada en la que se alternaron éxitos y fracasos rotundos), los 90 (tal vez el punto más alto de los puteríos internos y los partidos de la selección con 4000 personas) y los 2000 (años especialmente queridos por todos nosotros). En todas estas épocas hubo internas complicadas, planteles divididos y sin embargo la gloriosa Celeste siguió saliendo a las canchas dejando en lo más alto el orgullo oriental lejos del exitismo.
Prensa manijera existió siempre, también en el pasado. Tal vez algunas glorias del viejo periodismo deportivo hacen pensar que esto no era así, pero seguramente siempre existieron los que buscaban llevarle el sensacionalismo al comprador de BP Color o escuchador de Spica de turno. Gente que se hiciera eco de los puteríos entre los jugadores también existió siempre, es hasta natural que así sea. El que hoy compra el calendario o sigue a los jugadores en istagran, la que contempla los peinados o el color de botines de los players, son evoluciones nomás. Simplemente antes ese tipo de público no tenía cabida porque la sociedad uruguaya era otra, y muy bien que andaba el país.
Pero lo que no es igual que antes es el papel del representante o contratista. Siempre una figura cercana al jugador, que casi siempre también supo estar dentro de una cancha. Fijémonos sino en el ejemplo de Paco, acaso el ejemplo vivo del contratista y el que abrió el camino a varios, incluido Fonseca. Ese Fonseca que podría haberse quedado con la imagen del que hacia goles de todos los colores en Italia y venía a arrastrarse acá, el que entró a un Maracaná lleno y miró para arriba con cara de susto, el que se europeizó para mal, el que uno pagaba una entrada con gusto para ir a putearlo cuando se vestía de celeste. Ese Fonseca le erró feo, haciendo fiasco para las cámaras (y no por haberse metido con Suárez, lo diríamos si el involucrado fuera cualquiera). Paco no habría salido a matar a un jugador, no habría dicho que usa los dedos para sumar porque justamente eso es lo que hacían los grandes players de todas las épocas, y los jugadores no andarían haciendo puterío públicamente. Eso sí, puertas para adentro vale todo: discusión, gritos, piñata mano a mano y luego si cuadra un fuerte apretón de manos. Si no cuadra, no se le habla más al compañero y a otra cosa.
La gente comenta “Fonseca no puede hablar, es un chanta y todos lo saben”, “Cáceres es un borracho que solo sabe chocar Ferraris”, “Estos hijos de puta no se pueden meter con Suárez”, “Fonseca sos una lacra, y Cáceres un sin códigos”, etc etc. Todo con el sigiloso accionar de los periodistas venenosos en el medio, y el chusmerío armado por los faranduleros de turno especulando con qué fotos subieron o dejaron de subir. ¿Se imagina al Canario García peleándose con un compañero por interné? ¿Al Mago Fabián llamando a Forlán “vení bo Forlán, prendeme la computadora y mandale un mail al gordo Púa pa’ que no ponga el Chengue”? Es lógico que la respuesta sea negativa, usted está hecho de otra madera.
Lo que sí está bien son las especulaciones que vendrán sobre si el quetejedi va a seguir citando o no a Cáceres, sobre si el Capitán Godín pondrá los puntos sobre las íes como corresponde, pero en la interna. El tema Cáceres-Suárez-Fonseca lo tienen que manejar los players, hablando como hombres y diciéndose lo que corresponda. Por eso, y aunque hay algunos interesantes puntos de contacto con otras épocas que añoramos, no vamos a profundizar mucho más, esto no debe trascender ni discutirse públicamente. Sí esperamos que vuelvan los puteríos, las borracheras, los tres técnicos por eliminatoria, Paco en el banco armando el equipo, las expulsiones al minuto y todo aquello que nos devuelva al sitial que alguna vez ostentamos, y a pesar del que lográbamos infundir respeto y de vez en cuando incluso ganábamos algo.
QUE VUELVAN LOS PUTERÍOS DE ANTES, QUE VUELVA PACO Y QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!