Los partidos de repechaje entre Uruguay y Australia estuvieron adornados de condimentos extrafutbolísticos que los hicieron cobrar color y voltaje. En la primera edición del enfrentamiento entre ambos países, los medios daban cuenta de que “Un grupo de hinchas que recibió hostilmente a la selección australiana de fútbol cuando llegó a Montevideo para disputar el partido de vuelta, correspondiente a las eliminatorias de Oceanía-Sudamérica ante Uruguay, el próximo domingo en el histórico estadio Centenario.”
La utilización de tácticas de amedrentamiento (para los autralianos episodios de violencia) que rodearon la llegada a la capital uruguaya de la delegación australiana, hizo que incluso considerasen la posibilidad de ir a concentrarse a Buenos Aires y llegaron a solicitar oficialmente el cambio de escenario del trascendental cotejo a la capital argentina.
Un grupo de unos veinte patriotas apremió con insultos, salivazos e intentos de golpes al plantel australiano, un episodio que derivó en una dura protesta de la Federación de ese país a la FIFA. Creemos que no se puede reprimir estos actos espontáneos de ciudadanos que entienden que hay que hacer todo lo que esté al alcance para ganar. Y el resultado demostró a las claras que el recibimiento fue el que había que darles. 3-0, con la histórica vuelta olímpica del Chengue y la celeste en Korea-Japón 2002 con el orgullo de que en nuestra casa no se juega.
Pasaron cuatro años, y el destino quiso que nos cruzáramos otra vez con los canguros llorones. Su técnico Guus Hiddink, dijo que “Uruguay empleará todos los trucos posibles para lograr la clasificación a la Copa del Mundo de Alemania 2006…”
Comenzaron las escaramuzas verbales. Y, como consecuencia, desde Australia partieron los primeros dardos al recordar los incidentes de 2001. Y desde Uruguay no se hicieron esperar las réplicas. “Parece que los australianos aprendieron de algunos sudamericanos y tratan desde la dialéctica, las declaraciones y la prensa, de jugar el partido antes y ver si pueden sacar alguna ventaja”, dijo el técnico de la selección celeste, Jorge Fossati en un claro alegato pacifista y conciliador.
Pero Hiddink insistía: “Los uruguayos siempre están buscando los límites permitidos en el campo de juego. Me imagino que saben a lo que me refiero…”
Pero, para los australianos todavía estaba fresco el recuerdo de su estadía en Montevideo, donde fueron recibidos como debe serlo un visitante, y que además se la debe bancar como un equipo de hombres. Según medios australianos, Uruguay era visto como “un lugar de producción de futbolistas que juegan “sucio” y que ganan en forma “poco caballeresca”, estereotipo representado por el defensa celeste Paolo Montero” “Los uruguayos tienen una “reputación particular” cuando juegan como locales”. Como hemos perdido ese respeto ganado a pulso!
Los blanditos australianos llegaron a amenazar con retirarse de la cancha en el Centenario si el juego se tornaba violento, así como si se repetían los incidentes de cuatro años atrás en el aeropuerto cuando fueron empujados y escupidos por algunos hinchas locales. Obligados a comportarse como señoritas, los gladiadores celestes sucumbieron en el intento por llegar a Alemania 2006. Recordamos hoy a aquel grupo de gladiadores que dentro y fuera de la cancha dejaron en alto el orgullo Celeste, la Garra Charrúa y los Viejos Valores. QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!