Diego Forlán se va a jugar a Japón. Sabemos que van a saltar todos los hinchas modelo 2010 a bramar por su ídolo, diciendo cosas del estilo de “bien que habrás gritado los goles de Forlán eh?” o “Qué poca memoria tienen algunos!”, y las mujeres (las que no entienden nada, las que son hinchas de los jugadores desde que salen en la revista caras. Hay algunas que saben y esas son las patronas obdulistas) enardecidas a exclamar que somos un país desagradecido.
A todo eso, oídos sordos. Nos importa bien poco lo que opinen, como ya sabrán. A este personaje rubio, que no fuma, no toma, no hace nada, si hay algo que se le puede reconocer es su facilidad para seguir haciendo plata con el mundial de 2010. Más allá de eso, encontró en la tierra del sol naciente una nueva oportunidad de seguir teniendo un buen contrato y funcionar como una especie de embajador del fútbol. ¿Cuál es el ejemplo a seguir? Ni más ni menos que el de Beckham, el culpable de implantar el metrosexualismo en el fútbol y que fue a robar la plata a EEUU haciendo modelaje, publicidades, y de fútbol poquito. Se ve que dieguito aprendió bien de su ex compañero en Manchester y ahora lo aplicará en tierras niponas.
La pregunta es dirigida al innombrable: ¿va a llevar a un ex jugador a pasear a Brasil? Después del mundial se arrastró en Atlético, en Inter de Italia y en el de Brasil. Se ve que esperan que con todo lo aprendido en una nueva cultura siga difundiendo el sushi que tantos adeptos tiene en esta selección, además de implementar técnicas de respiración, meditación y esas cosas que hacen “los japoneses”. Ya lo vamos a ver en kimono y hablando en perfecto japonés, pero de jugar al fútbol y correr hace años que nada…
Ya sembró la semilla del “nuevo uruguayo” en la selección, a pesar de haber compartido planteles con próceres como el Canario, Paolo, el Chengue, el Mago, Darío y tantos otros logró hacerse con el control. Ahora busca conquistar Japón, para lograr una nueva generación de japoneses metrosexuales con remeras de Forlán y teñidos de rubio (¿Se imaginan al Chengue persiguiendo geishas, al Mago tomando sake o al Canario volviendo loco a un traductor japonés?). Abrán los ojos japoneses! Tendrían que haber llevado al Canario o al Pato a enseñar por allá, no digan que no les avisamos!