Seguro usted ya sabe que anda dando vueltas un comunicado de los futbolistas de la selección, en el que se plantan firmemente para ser arquitectos de su propio destino. Como en cualquier hecho, habrá todo tipo de opiniones. Estarán los que hablen y escriban loas sobre estos sindicalistas del fútbol, quienes condenen que muerdan la mano que le ha dado de comer a tantos colegas a lo largo de los años, y quienes comparen este proceder con el que hubieran tenido jugadores de otras épocas. Y como todo en la vida, hay matices.
Vayamos a lo primero: Paco está dedicado a otras actividades, y no se entera de la gran mayoría de lo que acontece con el fútbol. Esto es una realidad innegable, usted habrá visto que cada vez representa a menos futbolistas, y ha dejado alguno de sus negocios en manos de otra gente. Por otra parte, está correcto que jugadores con la vida resuelta en Europa se preocupen por las necesidades de sus colegas del fútbol uruguayo. Eso es solidaridad, códigos, valores ampliamente destacables que no hacen más que fortalecer la idea de que muchos de los que actualmente defienden la Celeste son elementos rescatables que están a un peinado de hombre, una barba, un bigote o unos botines negros de caernos en gracia.
Volviendo a la clave del asunto, cabe destacar que Paco ha ayudado en el pasado a muchos jugadores, y seguramente al haber descuidado algún frente, quienes quedaron a cargo no deben haber tomado las mejores decisiones. Pero tampoco que la gente se apresure a crucificar a este Jesús con cadenas de oro y mocasín sin medias. No se lo merece. Desde este espacio, seguimos pensando que si Paco era bueno para el Canario, el Chengue o Paolo, es fútil preguntarse si Obdulio se habría llevado bien o no con él. Son épocas, y también es justo recordar que este fútbol subsistió en épocas de poco prestigio gracias al esfuerzo desinteresado de este paladín que entiende al futbolista como nadie.
Usted vio que en el comunicado dice “la empresa Tenfield”, y en ningún momento menciona de forma negativa a Francisco Casal. Sería injusto ponerse desmedidamente de un lado o del otro, por la resaltable actitud de los jugadores en este caso, y por el máximo benefactor de cientos de futbolistas. Del lado de lo expresado en el comunicado, nos gusta eso de “estuvimos, estamos y estaremos comprometidos con la defensa de la celeste en cualquier cancha”, y “siempre fieles a nuestros principios”. Así nos gusta que se sienta la camiseta color cielo, pero que si en lo posible se acompaña con alguna pierna en alto o alguna roja directa llegado el caso, tampoco está mal.
Fíjese en este enunciado: “El fútbol es nuestra máxima expresión popular, la celeste es del pueblo y es tarea de todos, sin miedos, exigir que el fútbol sea ejemplo de honestidad, democracia, independencia, transparencia, solidaridad y valores que hicieron grande a nuestro país”. Si le decimos que esto lo dijo Obdulio, capaz algún distraido lo cree. Entonces, no queda otra que destacarlo. Como también hay que acordarse siempre de que unos cuantos en el pasado le deben la vida a Dios Paco. Como siempre, acá se destaca lo que se tiene que destacar, y se cuestiona lo que se tiene que cuestionar.