Nos costó aceptar al Tata, es verdad. Muchas veces fuimos ciegos ante su carácter y temple frente a cualquiera, cualidad que hoy en día no abunda. Fuimos cuestionadores de su presencia, tal vez por asociarlo de alguna manera al “proceso” y ciertas premisas que no compartimos. Pero como un obdulista, en silencio y con hechos, nos demostró a muchos que es un valor que tiene que estar.

Esto queda aún más en evidencia cuando un equipo argentino nos lleva a jugar un partido que le queda cómodo, esto es, en un ambiente de “guante blanco”. Y lo vamos a sentir hoy, cuando los siempre duros guaraníes vengan al coloso de cemento a plantarse firmes y a proponer su juego áspero de siempre. Ese juego áspero que aprendieron de nosotros, y nos enorgullece tanto, hoy parece cosa del pasado.

El seleccionado uruguayo siempre se nutrió de los Viejos Valores que desplegaron los grandes cultores de la pierna fuerte, de la palabra provocadora o amedrentante a tiempo, de la guadaña al habilidoso rival, de recursos que se deben emplear sí o sí en pos de prevalecer dentro y fuera del campo de juego.

Hoy, en ausencia del Tata, no tenemos ese hombre. Tal vez porque nuestros escasos referentes son más de perfil bajo, extrañamos a nuestro perro de presa, el que los provoca en la cancha, les muestra el escudo, los putea, les mete algún suelazo y todavía, adaptado a las nuevas tecnologías, la sigue por tuiter.

En otra de las tantas incongruencias con las que no estamos de acuerdo, se dejó afuera a este patrón para esta doble fecha. El jugador de fuerte personalidad, que va siempre al frente, se cita aunque esté sin equipo, para que si es necesario entre por lo menos diez minutos a ablandar a alguno o a contagiar a sus compañeros, más en épocas de frío.

QUE VUELVAN LAS CITACIONES A JUGADORES SIN EQUIPO DE ANTES, QUE VUELVA EL TATA GONZÁLEZ Y QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!