Sabemos que no estamos pasando por el mejor momento, que nos hemos ido alejando de nuestra esencia, que transitamos un “proceso” que nos ha cambiado al punto de ser hoy en día candidatos a ganar el fer play y que nuestros jugadores hacen calendarios.
Entonces, da para pensar en lo grandes que fueron nuestros guerreros de otros tiempos, para que haya salido publicado lo que salió hoy en un diario español. “Todos los clubes deberían tener un uruguayo”. José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo, columnista del diario deportivo AS de España elogió a los futbolistas celestes. “Es el jugador ideal para equipos históricos”, dijo en una columna titulada “La piel del Uruguayo”.
Al leer esta definición, y teniendo en cuenta que el hombre conoce más que nada a los futbolistas actuales, nos planteamos lo siguiente: ¿Seguiremos siendo ejemplo de huevos, al lado de los metrosexuales de otros países? Es decir, ¿será más huevudo un hijo de Pablo Forlán que un Neymar, un Cristiano Ronaldo o algún español?
Si a uno le leen estos conceptos, lo primero que piensa es que se está refiriendo a uruguayos de otros tiempos, de los que se plantaban en cualquier cancha, en cualquier liga, ante cualquier rival. Aquel jugador rústico, que no había podido terminar la escuela pero defendía una frazada más que a la vieja, un jugador “acorazado” diría el Pulpa Etchamendi. En ese caso se explica que diga algo así: “Por debajo de la camiseta traen el pellejo celeste. La piel de un uruguayo es un tapiz simbólico. Llevan la nacionalidad tatuada, empeñan el lomo. Entre la Garra Charrúa y el Centenario, hay suficientes fantasmas para recordarles con quién juegan y de dónde vienen”.
Para que hoy, en pleno año 2014 se hable así de nuestra selección, es porque se hizo mucho para lograrlo. Tanto, que ni siquiera los premios fer play, ni las declaraciones de nuestros jugadores en 10 idiomas ni su silencioso andar por los hoteles del mundo han podido empañar tanta tradición.
Otra posibilidad es que el periodista haya sido testigo del paso de Pablo García, Richard Morales, Marcelo Sosa y tantos otros gladiadores por el fútbol de su país. Ahí si se explicaría que escriba esto: “No reniegan de su pasado ni quieren parecer otra cosa, atacan o defienden como les enseñaron en casa, con la terquedad uruguaya y el arrebato criollo. El uruguayo viene de otro siglo, es el jugador ideal para equipos históricos. Tiene los hombros cargados, la mandíbula cuadrada y la frente plana; el tipo de huesos que levantan estadios”.
Al cronista español le decimos, compañero, usted no tuvo la suerte de haber visto a un Charly Batista lograr la expulsión más rápida de la historia de los mundiales, al Colacho Ramírez sacar a Rivelino a patadas en el culo del propio Maracaná, a Obdulio arrebatarle la copa las manos a Jules Rimet diciéndole “dame la copa y andá a cagar”, ni siquiera a Darío y el Chengue yendo a apretar a los senegaleses. Pero de todas formas nos honra que haya dicho estas cosas, porque desde acá estamos luchando para volver a darle al mundo lo que nos pide: uruguayos como los de antes!
De esos sobre los que usted expresa: “todos los clubes deberían tener un uruguayo. En punta, medio campo o en la zaga, el uruguayo es entrañable, deja las tripas. Con ese juego visceral, a veces riñonudo, otras biliar, contagian. La piel de un uruguayo sigue siendo una marca registrada, un documento legal”. Eso que usted definió, amigo español, es el futbolista uruguayo que tanto añoramos. Y ojalá que allá por el complejo el quetejedi lea esto y reflexione acerca de lo que debe ser un jugador uruguayo! QUE VUELVAN LOS JUGADORES DE ANTES, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!