Cualquier ciudadano oriental que responda al nombre de Obdulio tiene un plus en la vida, y es el enorme honor de portar el nombre de nuestro Dios. Obdulio Trasante fue conocido por su fuerza y temperamento dentro del campo de juego, un zaguero a la antigua, muy respetado por lo recio, guapo y metedor.
Cuenta la leyenda que en la Copa América del 87 que le ganamos de pesado a los argentinos en su casa, Trasante tuvo un fuerte enfrentamiento de palabras con Diego Armando Maradona. Poca técnica pero más huevos y corazón que nadie, Obdulio se le arrimó al famoso Maradona y mirándolo a los ojos le marcó la cancha como debe ser. Le habría dicho que no le importaba que fuera Maradona, que si lo tenía que matar por la comida de sus hijos lo iba a matar. “Vos no le vas a sacar la comida de la boca a mis hijos”. Dicen que el argentino, que nunca fue temeroso de los defensas rivales, desapareció del match luego de esas palabras de Trasante. Tener en cuenta que se trataba de una semifinal de Copa América.
Argentina estrenaba nada menos que el título de campeón mundial obtenido en México un año antes. Y ahí estaba Diego Maradona, ya sin la ríspida marca que le opuso el Chifle Barrios en tierras aztecas. No importa establecer comparaciones, pero la presencia de estos tiempos de Lionel Messi genera lo mismo que Maradona otrora. La diferencia que hoy en vez de tener a un guerrero dispuesto a matar por el pan de sus hijos, tenemos a un goalkeeper que quiere “disfrutar del mejor jugador del mundo”.