Los Viejos Valores enseñan el respeto y el homenaje al compañero lesionado. Luego de romperla en la gira previa a Corea-Japón 2002,  Fabián Alberto O’Neill se lesionaba en el tendón de aquiles y no vería acción en todo el Mundial. Su emblemática  camiseta número 10 apenas apareció en las pantallas de televisión cuando el Chengue le hizo este emocionante homenaje.

En este caso, el moreno elemento resignó protagonismo para darle el merecido reconocimiento al jugador más talentoso de aquel equipo. Un momento de orgullo casi insuperable, ver a uno de nuestros prohombres con un gesto de tanta humildad y amistad.

Como dijo Fabián, “el negro Chengue e’ amigo mío”. Y el Chengue quiso homenajear a Fabián porque es un agradecido y amigo de sus amigos. Y así, aunque sea de esa manera, el gran Mago O’ Neill pudo jugar un mundial.

Richard hacía historia, anotando el gol más rápido de un suplente en la historia de los mundiales que inició el camino al empate (fue el 1-3). Va a quedar para siempre en las retinas la imagen del prócer de ébano celebrando el gol sacándose su casaca número 18 y mostrando al mundo la 10 de su gran amigo. Nótese que incluso el apellido de nuestro Dios pagano está mal escrito, le falta una L.

Esa fue una muestra de lo que representó Richard “Chengue” Morales para el fútbol. Códigos, amistad y Viejos Valores en su máxima expresión.

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(Vale emocionarse pero a lo macho, conteniendo las lágrimas o en su defecto yéndose a llorar a un lugar donde nadie lo vea. Si lo llega a ver la vieja o los botijas llorando, usted no merece ser catalogado como obdulista)