Una vergüenza todo lo que acaba de pasar, todo va englobado en una falta de respeto hacia nuestra patria, y culpa nuestra por tampoco haber hecho nada para demostrar que nos corre algo por las venas. ¿Ejemplos? El relator de Paco, ante un público chilenito que silbaba nuestro himno, dice alegremente “la verdad para aplaudir el respeto del público chileno hacia nuestro himno”. No, señor. Así como una vez se hizo el hombre puteando a una dama en la cancha de Liverpúl, debió hacer lo mismo y utilizar el micrófono que Dios (Paco) le dio para poner las cosas en su lugar. Fíjese que ni siquiera podemos decir nada del hecho de que varios jugadores uruguayos le erraron a la letra del himno, entonando “sabemos cumplir” en vez de “sabremos”.
Tampoco podemos resaltar a Muslera de negro, repitiendo la vestimenta que debe portar un goalkeeper, porque se olvidó de lo más importante: las manos. El partido ya venía raro, como usted habrá podido apreciar por un team oriental que arranca ganando y casi floreándose, con la presencia de calendaristas contratados cantando “Cavaaani Cavaaani Cavaniii”. Claramente, tenemos el público que nos merecemos. Seguro el mismo hermano de Patoruzú prefiere la puteada sincera que ese grito escolar y pizarrero que todavía lo sigue fuera del país, donde se supone hay ambientes hostiles.
Dentro de lo resaltable, un Tata con 5 meses sin jugar un partido oficial dando el merecido homenaje a aquellos que venían y daban todo por la celeste, revoleando a algun chilenito y dando todo dentro de sus posibilidades. Pero ya terminando el primer tiempo, se vio que el chilenito número 8 empezó a querer ensuciar el partido, y es en estos momentos cuando se extraña a un Chengue o a un Paolo que le metan un cortito atrás de la oreja a este pobrecito.
Y llega una distracción, en la que tal vez acomodándose el rodete el botija Silva no cierra y nos comemos un gol de cabeza de un enano chilenito a los 45 minutos del primer tiempo. Momentos de partido que está en la tapa del libro que no se puede recibir goles bajo ningún concepto. Cabe destacar que también vimos una floja reacción anímica del player Suárez ante una amarilla injusta que lo sacó del partido. Exigimos un poco más de rebeldía y pundonor de un jugador de su calibre, y veremos que tampoco terminó de la mejor manera.
Ya en la segunda parte, la combinación del jugador de las piernas flojas y el golerito de las manos flojas. Adivine quién prevaleció. Llegaron las amarillas por bobadas, ni siquiera por algo que valiera la pena, ni reacción ante las arengas patrioteras de la prensa chilenita ni ante la profanación de nuestro patrio pabellón por parte de los carabineros, nos termina caminando por arriba un cuadro muerto, nos gritan “ole” y nadie hace nada. Ni un poquito de vergüenza deportiva, de trancar fuerte, ni de pudrirla, sin nadie que mandara inmolarse a Silva diciéndole “Botija, vaya y júntele las rodillas al 7. Hay recambio y es por el bien de la patria, en 5 partidos está de vuelta”. ¿La frutilla de la torta? Suárez no puede patear así un penal… revivimos un muerto y este muchacho termina a las risas y abrazos con el golero chilenito que le contuvo el penal. Hasta el esclavo, siempre tan medido, gritó “Este que se quede en Barcelona comiendo sushi con Messi y Neymar”…
De la vergüenza es difícil volver. Ahora lo único que queda, es esperar que tengan dignidad y recuperen lo que es nuestro: el repechaje, la calculadora, el sufrimiento. QUE VUELVAN LAS ELIMINATORIAS DE ANTES, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!