En la noche de ayer, pudimos ver como Mario Regueiro, Marcelo Zalayeta y Nicolás Olivera se volvieron a encontrar en un campo de juego. Tres figuras de la generación ’97 que en Malasia conquistó el título de vice campeón mundial. Siguen vigentes y rompiendo redes, como siempre. Nunca nos olvidamos de los gladiadores que tantas alegrías nos dieron y tan bien representaron a la camiseta Celeste. Y uno de ellos, justamente Marito Regueiro, volvía al fútbol luego de vivir momentos durísimos. Gracias al fútbol, y a la vida por permitirle a Mario volver a deleitar al público con su sonrisa, su juego y sus goles.

Regueiro volvió al Estadio Centenario con una notable producción. El delantero o volante por izquierda conquistó un gol en formidable zurdazo y creó peligro con sus centros temibles. Mario Regueiro volvió a sonreír. Su zapatazo cruzado y su golazo lo hicimos todos, da igual de qué equipo sea, usted obdulista debe haber gritado aunque sea para adentro el zapatillazo de Regueiro. Creemos que hasta los obdulistas de Peñarol se alegraron con ver a uno de los nuestros volver y estar bien otra vez. Marito corrió y dedicó la conquista con sus dos manos señalando al cielo en recuerdo de su hermana y sobrinos.

Otro de los nuestros, Ramón “Cachila” Arias, además amigo de la casa (que se ve que también tiene un esclavo o un amigo con estudios porque usa tuiter) escribió: “¡Es de hombre levantarse cuando la vida te pega duro! ¡Muy contento por vos Mario! ¡Flor de compañero y gente!”.

Nuestro vigente prócer Darío Rodríguez lo abrazó y lo felicitó tras terminar el partido, como corresponde a dos gladiadores de la inolvidable gesta de Corea-Japón 2002. Emocionado, Octavio Darío dijo a las cámaras: “Estoy contento de que Mario vuelva a su hábitat natural, una cancha de fútbol, para darle alegría a la gente y ser feliz él”.

Mario Regueiro volvió a ser titular en las canchas del fútbol uruguayo (ya había jugado unos minutos en la primera fecha ante Liverpool) y fue de los mejores del partido. Por un rato, el público obdulista pudo disfrutar de tres de los botijas de Malasia, del autor del cuarto mejor gol de la historia de los mundiales y co autor de la famosa apretada a Senegal, además de otros baluartes que llevan bien en alto la bandera de los Viejos valores.

Pero lo más importante es que el obdulismo recupera un soldado, y de los buenos: Marito Regueiro.“Estoy contento después de todo lo que sufrí por esto. De poder ayudar a que mi familia recupere la felicidad”, expresó Mariolo. Ojalá compañero, usted lo merece. GRACIAS POR VOLVER MARIO, QUE VUELVA LA CELESTE DE ANTES!